No suele resultarnos fácil expresar a los demás lo que pensamos, lo que sentimos, lo que nos molesta. Tenemos miedo a no saber hacerlo bien. A dañar o a crear malos ambientes. Pensamos que si no lo decimos favorecemos el buen ambiente general y que nosotros sabremos gestionarlo.
Desafortunadamente no siempre suele ser así. No expresar nuestras emociones nos supone a la larga mayor ansiedad, tristeza, baja autoestima, tenemos una mayor tendencia a estallidos emocionales, enfados, reacciones exageradas, y un sinfín de consecuencias negativas.
Además de estas consecuencias emocionales, también favorecemos que haya malentendidos y que los demás no sepan si lo que están haciendo o diciendo es algo que nos molesta, por lo que no podrán corregir su comportamiento y todo seguirá exactamente igual.
Aunque a corto plazo te pueda generar algo de ansiedad comenzar a cambiar esta forma de actuar y empezar a expresarte, piensa que a largo plazo las consecuencias de no expresar tus necesidades siempre son más negativas.
Ten presente que los demás no pueden leer tu mente ni darse cuenta de que algo te ha sentado mal o no te gusta únicamente fijándose en tu expresión facial en tu reacción. No todo el mundo es consciente de esto ni tiene esta capacidad y tenemos que saber decir directamente lo que queremos. También hablamos aquí de lo positivo. Cuando algo nos ha gustado y queremos que se repita, debemos hacérselo saber al otro.
En primer lugar piensa en lo que quieres conseguir. En general solemos tener 3 objetivos básicos: 1. Que comprendan lo que te sucede. 2. Que sepan lo que hacen que no te resulta agradable, y 3. Buscar una solución en común con el otro.
Habrá ocasiones en que te comprendan, pero no siempre es necesario. Tu objetivo principal es hacer saber al otro que hay algo que, aunque para los demás no sea importante, para ti si lo es, y estás pidiendo respeto consensuar una solución que os haga sentir bien a ambos.
Para ello te proponemos que pruebes a expresar lo que quieres y lo que no con claridad:
-Expresa al otro qué es exactamente lo que deseas que cambie y por qué ej. “no me siento bien cuando no me ayudas en esta tarea”, “no me viene bien quedarme hoy fuera de mi horario laboral”, “me sentiría mejor si habláramos de esto con un tono de voz más bajo”.
-Habla en primera persona: es mejor decir “yo prefiero…” que “tú deberías…”
-Y busca siempre una solución en común “¿qué podemos hacer para solucionarlo? ¿qué te parece si el próximo día me avisas con media hora de antelación?….
Adelante, seguro que irás ganando cada vez más confianza en ti mism@ cuando comiences a practicarlo siempre que tengas oportunidad.
Alicia Jiménez Castellot
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