Seguramente habrás oído antes la palabra “procastinar”. Procastinar es la acción de posponer y no afrontar una obligación o situación que requiere nuestra atención. Hasta aquí es algo común. Es el “ya lo haré luego”, “no es tan importante”, “ahora no es el mejor momento·, “mañana empiezo”….. El problema es el momento en que nos damos cuenta de que se ha convertido en un hábito en nuestra vida, en una manera habitual de afrontar o más bien no afrontar lo que sabemos que debemos hacer.
La procastinación se puede convertir fácilmente en un hábito ya que lo que hacemos es sustituir algo desagradable o que nos supone ansiedad realizarlo, por otras actividades que nos parecen más cómodas o positivas ( mirar el móvil, hacer una tarea más sencilla o de menor importancia, llamar a un amigo, encender la televisión o la radio….). De esta manera a corto plazo nos sentimos bien, evitando el problema y dedicándonos a actividades gratificantes. Pero a largo plazo la procastinación nos puede predisponer a problemas de ansiedad o incluso a problemas en nuestro estado de ánimo ya que genera una lucha interior en la que sabemos que tenemos que afrontar algo, y posponerlo nos hace sentir finalmente que no somos capaces de hacerlo.
Postergar actividades u obligaciones aumenta nuestra ansiedad y nos mantiene en un estado constante de alerta, de activación, es por esto que es importante que tomes conciencia de la presencia de este hábito en tu vida para poder comenzar a cambiarlo.
Pregúntate si te sientes identificado:
- Tienes cada vez más ansiedad
- Cuando piensas en lo que tienes pendiente comienzas a sentirte triste o desanimado pero no realizas ninguna acción para solucionarlo
- Tu lista de tareas acumuladas cada vez es mayor
- Sabes que si te pusieras a hacer esas tareas no tardarías mucho o podrías hacerlo en un tiempo concreto pero no lo haces
- Las personas de tu entorno han comenzado a darte alguna llamada de atención
Aunque hayas caído en este círculo siempre podemos cambiar aquello que nos puede estar causando malestar, y ahora es el mejor momento para empezar. Algunos consejos para romper este círculo pueden ser los siguientes:
- Haz un listado de todas las tareas que tienes pendientes.
- Coloca al lado de cada tarea su nivel de prioridad, nivel de dificultad/complejidad y el tiempo estimado que te puede llevar.
- Lo principal es romper ese hábito de inactividad, por lo que comienza escogiendo la tareas que tengan mayor prioridad y que te lleven menor tiempo/dificultad. Así, comenzamos a ganar motivación y confianza para seguir avanzando hacia las tareas que requieren más concentración y tiempo para realizarlas.
- Cuando llegues a las tareas que requieren más tiempo y concentración, escoge una de ellas y ayúdate con un temporizador. Pon el tiempo que estimas que te llevará la tarea y durante ese tiempo desconecta el teléfono y el correo electrónico de manera que mantengas fuera de juego a los “ladrones de tiempo” y te ayudes a mantenerte concentrado.
- Piensa en positivo. Ten siempre tu mente centrada en tu objetivo y en lo bien que te sentirás cuando logres quitarte esa tarea de tu lista de “pendientes”.
Recuerda que, aunque a corto plazo te pueda parecer tedioso e incómodo afrontar una tarea, a largo plazo mantenerla no resuelta te supone un coste mucho mayor tanto psicológico como emocional. ¡Comienza ahora!
Alicia Jiménez Castellot
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